La Leña de Olivo es obtenida a través de la poda y mantenimiento de los olivos, lo que la convierte en un subproducto de la producción de aceite de oliva y la agricultura. Esta biomasa, en forma de troncos y ramas, es una fuente de energía versátil y ampliamente accesible que ha sido aprovechada por generaciones. Su uso principal radica en la calefacción residencial, aunque también puede ser utilizada en procesos industriales y generación de calor.

La elección de la Leña de Olivo como biomasa no solo conecta con prácticas históricas, sino que también promueve la gestión sostenible de los recursos naturales. Aprovechar la poda de los olivos como fuente de energía evita la eliminación inadecuada de estos materiales y contribuye a una gestión más eficiente y responsable de los residuos agrícolas.

Desde una perspectiva medioambiental, el uso de la Leña de Olivo como biomasa ofrece beneficios considerables. Al utilizar una fuente de energía renovable en lugar de los combustibles fósiles, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero y se disminuye la huella de carbono. Además, la obtención local de la leña de olivo contribuye a la economía regional y reduce la dependencia de recursos importados.